Sentirse bloqueado ante lo desconocido o ante un gran proyecto, es algo más que normal. También quise y quiero huir de mi vida a veces cuando todo se pone algo difícil.
Te comparto algunos de mis secretos que me ayudan a desbloquearme cuando quiero hacer algo y no sé por dónde empezar.
El principal motivo por el que la gente se paraliza es porque no tiene en claro lo que quiere.
El secreto está en definir con lujo de detalles tu objetivo. Se lo más concreto y específico que puedas.
Una vez que tengas clara tu meta, lo siguiente es hacer una lista de los pasos que necesitas dar para ir desde A (donde estás ahora) hasta B (donde quieres llegar). La idea es dividir un problema grande –tu objetivo– en varias tareas sencillas y posibles de llevar a cabo.
Si has seguido mis instrucciones, ahora deberías tener una lista con todas las tareas a realizar para conseguir tu objetivo.
Revísala una vez más. ¿Ves algo que no te guste? ¿Algún paso que no te termina de convencer o que no te sientas incapaz de concretar?
Es posible que se ponga difícil la cosa en algunas partes del proceso. Y que por muchas vueltas que le des, no seas capaz de trazar un buen plan de acción. En un caso así, lo mejor que puedes hacer, es pedir ayuda. Sin embargo, es fundamental que sepas cómo pedirla.
Cuando te pongas en contacto con alguien para pedirle un favor, especialmente si es una persona muy ocupada, debes ponérselo lo más fácil posible.
Pide ayuda cuando lo necesites, pero hazlo correctamente y con educación. No sólo recibirás más respuestas, sino que recibirás mejores respuestas ya que estarán alineadas a tu objetivo.
¿Cuándo fue la última vez que quisiste hacer algo pero “no sabías por dónde empezar”? ¿Lo resolviste?